La reciente reversión en los flujos internacionales de capital ha provocado fuertes efectos en las economías emergentes. Tal es el caso de Brasil, donde de la presión de la “guerra de divisas” y la perdida de competitividad se pasó a los problemas de la salida masiva de capitales y las presiones a la depreciación del real. ¿Qué está ocurriendo con la balanza de pagos de Brasil y cómo impacta ello en su competitividad?
Observatorio de Economía Internacional (OBEI)-CADEP
En el marco de la cumbre del G81, encuentro que reúne a varias de las potencias económicas más importantes del mundo, se esta negociando actualmente un acuerdo comercial y de inversiones entre las dos principales economías del mundo: La Unión Europea (UE) y Los Estados Unidos de América (EE.UU.).
La relevancia que un acuerdo de esta magnitud tendría en el mundo no es menor: en 2010, el comercio entre ambos mercados equivalió al 33 por ciento del comercio mundial de mercancías y el 40 por ciento del comercio mundial de servicios. En total, para 2011 los intercambios comerciales de bienes y servicios entre EEUU y la UE es de casi US$ 2600 millones por día. Estos flujos comerciales se complementan y apoyados por un clima de inversión muy dinámica y actividad. En 2011, las empresas estadounidenses invirtieron alrededor de €150 mil millones en la UE y las empresas de la UE invirtieron unos €123 mil millones en los EE.UU.(Comisión Europea 2013b)
El resultado de las PASO tiene una importancia económica que sería difícil exagerar. Perder gran cantidad de votos entre una elección y otra limita los grados de libertad para hacer política económica de cualquier gobierno. Pero en el caso del gobierno actual es importante considerar tres hechos que potencian la reducción en los grados de libertad:
1. La situación económica muestra desequilibrios marcados que tienden a profundizarse y, por tal razón, exigen medidas correctivas que será difícil postergar.
2. Las medidas correctivas que son necesarias tienen efectos distributivos fuertes y los efectos distributivos tienen usualmente consecuencias políticas.
3. Las autoridades han estado gestionando la cosa pública con niveles inusuales de discrecionalidad y la dilución del poder político erosiona la capacidad y la legitimidad para actuar discrecionalmente.
En lo que sigue analizamos por qué estos tres hechos y sus interacciones son clave para evaluar el curso futuro de la economía y las políticas económicas.
Leonardo E. Stanley (CEDES)1
En el último reporte de las principales empresas elaborado por el Financial Times2 se observa un creciente protagonismo de las empresas provenientes de países emergentes [también denominadas multinacionales emergentes ó ETNEs]. Lo novedoso, o no tanto, es su establecimiento en los principales mercados, tanto como por la constante evolución tecnológica que muestran la mayoría de estas empresas.
En 2012 Uruguay cerró una década entera de crecimiento económico. Su correlato en el mercado laboral fue un fuerte incremento en los niveles de ocupación así como registros históricamente bajos en la tasa de desempleo. Uno de los factores que permite inferir sobre la sostenibilidad del proceso de crecimiento es la acumulación de capital humano. ¿qué estuvo pasando en Uruguay en esta década de crecimiento?
Entre los hacedores de política de todo el planeta existe un consenso bastante extendido respecto de que la inflación es un problema y hay que combatirla. Una forma sencilla de comprobarlo, sin ir muy lejos, es observar la marcada reducción en la tasa de inflación promedio de América Latina en el presente siglo. Sin embargo, no faltan economistas que piensan que preocuparse excesivamente por la inflación no se justifica y que ella puede, en realidad, resultar funcional al crecimiento y la distribución. Esta hipótesis ha sido explícitamente afirmada por muchos de los economistas que simpatizan con las políticas oficiales. También el gobierno la ha sostenido de manera implícita en la medida que durante años mostró una preocupación nula por el tema. Es más, podría conjeturarse que para demostrar la irrelevancia de la inflación dejó de medirla correctamente, esperando que los agentes notaran que la economía funcionaba igual de bien.
A raíz del reciente acuerdo firmado por YPF y Chevron, ha resurgido el debate acerca de la pureza ideológica del modelo económico que viene siendo implementado por el gobierno nacional tanto como de la conveniencia de la llegada de los inversores extranjeros.
Los conflictos sociales en Brasil asociados en un principio al ajuste en los precios del transporte en varias ciudades y luego con una queja más general y diversa sobre la corrupción y los mecanismos de representación de la política contrastan con la imagen que la comunidad internacional tiene del país vecino: un país con importantes mejoras en los indicadores sociales, que ha ampliado la clase media del 40% de la población en 2003 al 53% de la población en 2010. ¿Qué está ocurriendo en Brasil? Hay múltiples respuestas posibles, pero todas tienen en común un rasgo de la economía brasilera que es clave: la desigualdad. Si tomamos como medida a los ingresos, Brasil es uno de los diez países más desiguales del mundo, y eso ha sido así desde que existen estadísticas comparativas. La conexión entre la desigualdad y las revueltas recientes tiene al menos tres canales.
Paraguay es hoy el noveno exportador mundial de carne, llegando a superar a Argentina en la región. Obscurecido por el boom de la soja, las ventas del sector ganadero se expandieron un 44% en los primeros cinco meses del año.
Llegar al acto eleccionario de octubre en el contexto de una evolución mediocre del nivel de actividad es un escenario que el oficialismo seguramente desea evitar, sobre todo si se tiene en cuenta lo ocurrido en las elecciones legislativas de 2009. Esas elecciones tuvieron lugar en el momento exacto en que la economía estaba realizando la lenta digestión del shock externo asociado con la caída de Lehman Brothers y arrojaron un resultado poco alentador para el gobierno.